El Burnout afecta a muchos docentes, y todo parece indicar que su influencia va en aumento ¿Qué hacer? ¿Cuáles son las medidas que cada uno puede tomar? ¿Qué deben hacer las instituciones?
En el nivel personal
No se puede plantear el manejo del Burnout sin abordar el propio esquema de ver las cosas, sin una modificación conveniente de actitudes y aptitudes. Se debe tener un proceso adaptativo entre las expectativas iniciales con la realidad que se impone, marcando objetivos más realistas, que permitan, a pesar de todo, mantener una ilusión por mejorar sin caer en el escepticismo.
Se impone un doloroso proceso madurativo en el que se acepten los errores y limitaciones, con frecuencia a costa de secuelas y cicatrices en el alma. Se debe aprender a equilibrar los objetivos de esta labor (adecuación eficiente de los escasos recursos disponibles, pero sin renunciar a lo más valioso de esta profesión: los valores humanos).
En cualquier profesión y más en docencia es trascendental equilibrar las áreas vitales: familia, amigos, aficiones, descanso, trabajo y evitar, a toda costa, que la profesión las absorba, pues los vínculos sociales: familia, amigos, aficiones y descanso, son grandes protectores del Burnout.
En el nivel institucional
Equipos de trabajo
Los compañeros de trabajo tienen un papel vital en el Burnout:
• En el diagnóstico precoz: son los primeros en darse cuenta antes que el propio interesado.
• Como una importante fuente de apoyo: son quien mejor los comprenden, ya que pasan por lo mismo. Por el contrario, cuando las relaciones son malas, contribuyen a una rápida evolución del Burnout.
Por todo esto es de vital importancia fomentar una buena atmósfera de trabajo:
• Facilitando espacios comunes no informales dentro de la jornada laboral.
• Promoviendo la colaboración y no la competitividad (objetivos comunes).
• Formando grupos de reflexión sobre temas emocionales, tanto de las relaciones docente-docente, docente-padres de familia como docente-educando.
Administrativo
Otro ente que puede hacer su aporte en la prevención es la parte administrativa de la institución, la cual puede:
- Limitar una agenda máxima de trabajo y tener un ritmo cotidiano de trabajo eficiente.
- Minimizar y facilitar la burocracia.
- Apoyar con asesoramientos específicos, para mejorar el proceso de enseñanza y aprendizaje.
- Coordinar actividades académicas en conjunto.
- Disminuir la cantidad de estudiantes por grupo, para poder conocerlos mejor y, por ende, mejorar la comunicación con ellos y con sus padresmadres.
- Desarrollar programas del manejo y control de estrés con especialistas.
- Liberar al profesional, cada 5-7 años, unos meses de la docencia, para formación continua y para que reciba capacitación acorde con sus necesidades o, simplemente, para descansar de su rutina. Así se aumenta su competencia, y, a su vez, se influye en su motivación.
- Coordinar con las instancias pertinentes para que se guíe al docente y a la docente en el trato con adolescentes.
- Implementar a una imagen positiva del profesor y profesora.
- Establecer un balance entre las políticas educativas y la realidad, así como con la autonomía de los centros educativos.
Extraído de
Los profesionales de secundaria, como factores de riesgo en el síndrome de Burnout
Giselle León León
División de Educología Centro de Investigación y Docencia en Educación Universidad Nacional Heredia, Costa Rica
Revista Electrónica Educare Vol. XV, N° 1, [177-191], ISSN: 1409-42-58, Enero-Junio, 2011
No hay comentarios:
Publicar un comentario