Se puede hablar de tres clases de prevención:
Prevención primaria
Prevención secundaria
Prevención terciaria
Las acciones preventivas primarias pueden evitar la generación de estrés entre el profesorado. Este hecho contribuye a la mejora de la situación laboral de los profesionales y reduce el número de incapacidades temporales que sufren los profesores motivadas por esta circunstancia.
Algunas recomendaciones que pueden contribuir a la prevención primaria del estrés docente, es decir, medidas anticipatorio para que el malestar no se inicie son las siguientes:
- Establecer una buena distribución del tiempo que se dispone para realizar las tareas pendientes.
Para ello, es necesario establecer prioridades, planificar y tener compromiso de actuación. No se debe empezar una tarea sin planificación y una organización temporal.
- Realizar actividad física diaria y preocuparse por cuidar los hábitos posturales.
- Fortalecer el autoconcepto y potenciar las actitudes positivas.
- Promover unas buenas relaciones con el equipo docente y fomentar la asertividad.
- Recibir incentivos y reconocimientos por parte de la Administración.
- Fomentar las políticas de salud laboral y de prevención de riesgos para el profesorado. Siguiendo a Matteson e Ivancevich (1987) y a Romano (1988) nos aproximaremos a las técnicas principales de superación del estrés:
1. Práctica de Ejercicio Físico. La actividad física contribuye a reducir la ansiedad.
2. Técnicas de Relajación. Pueden desarrollarse en el propio lugar de trabajo.
3. Biofeedback o control voluntario de las funciones corporales.
4. Técnicas Cognitivas que eliminen la distorsión cognitiva que provoca el estrés.
La prevención secundaria es la que necesita el docente cuando se inician los primeros síntomas de este malestar, y ya supone una atención individualizada y por profesionales para impedir la enfermedad.
La prevención terciaria es cuando el docente sufre las consecuencias del estrés y se trata de una enfermedad. En este caso es necesaria la intervención médica especializada, para paliar las consecuencias nefastas en la salud del docente.
DEFINICIÓN DEL AFRONTAMIENTO DEL ESTRÉS
El afrontamiento se define como: Es el esfuerzo, tanto cognitivo como conductual, que hace el individuo para hacer frente al estrés, para manejar las demandas tanto externas como internas y los conflictos entre ambas.
Lazarus y Folkan (1984) definieron el afrontamiento como: “los esfuerzo cognitivos y conductuales constantemente cambiantes para manejar las demandas específicas interna y/o externas que son evaluadas como excesivas en relación con los recursos de que dispone la persona”. Para ello manejar el estrés incluiría no sólo el dominio sino la aceptación, la tolerancia la evitación o la reducción de las condiciones estresantes. No sólo importaría el resultado sino que englobaría todos los intentos para manejar estas situaciones.
En ocasiones se ha incluido los mecanismos de defensa entre los recurso de afrontamiento del estrés.
Buendía y Mira (1993) al tratar del estrés infantil proponen el siguiente cuadro donde se compara los mecanismos de defensa y las estrategias de afrontamiento:
Estos mismos autores afirman que no hay estrategias de afrontamiento que sean válidas para todo el mundo, sino que cada persona puede elegir una u otra según su personalidad, el contexto y el momento en el que se encuentre. Distinguen entre estilos de afrontamiento y estrategias de afrontamiento, asociando el estilo a los procedimientos característicos de las personas y las estrategias se asociarían más a las condiciones ambientales, refiriéndose a acciones cognitivas o conductuales realizadas en el transcurso de un episodio estresante particular.
El tipo de conducta de afrontamiento es importante porque, además de servir para dominar las demandas de la situación de estrés, determina la forma en que se activa el organismo. El organismo se activa de muy distintas maneras, según la persona trate de controlar la situación o adopte una actitud pasiva ante ésta. Las conductas motoras realizadas para hacer frente a una situación estresante son conductas específicas para una situación concreta o conductas más generales para una amplia gama de situaciones, dependiendo de qué conductas se han aprendido en ocasiones anteriores. Las consecuencias de estas conductas determinarán que sean consideradas como correctas o incorrectas por la persona. Lo que determina que una conducta se repita o no en un futuro, no es la supuesta corrección e incorrección moral de ésta, sino su eficacia para cambiar la situación.
Entre las posibles técnicas afrontamiento
Confrontación
Distanciamiento
Autocontrol
Buscar apoyo
Aceptación de la responsabilidad
Escape. Evitación
Planificar soluciones
Reevaluación positiva
Pensamientos positivos (Esfuerzos activos, cognitivos, visualizar el problema)
Búsqueda de apoyo social
Búsqueda de soluciones
Contabilizar las ventajas (se aproxima al problema comparándolo con una situación peor)
Extraído de
Cómo afrontar el estrés docente
Autora: Pilar Sánchez Álvarez
IES La Basílica
1 comentario:
Muy buen aporte. El rápido ritmo de vida hace que la relajación sea muy importante a fin de prevenir enfermedades producto del estrés. Por este motivo existe una alta demanda de de centros especializados en tratamientos naturales lo que se traduce en un sector con grandes oportunidades laborales.
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