¿Qué son las "tareas para la casa"? Los docentes sabemos que constituyen una parte que no se puede suplantar en el proceso de aprendizaje, son parte de las actividades escolares. El siguiente artículo trata sobre diversas cuestiones relacionadas con ellas.
Las tareas para casa (TPC), definidas por Cooper (1989, 2001) como las tareas que los profesores prescriben a los alumnos para realizar fuera del horario lectivo, tienen una larga y arraigada tradición escolar, siendo una práctica habitual en la mayoría de las escuelas a lo largo de todo mundo. La literatura sugiere que, en períodos de reforma de los sistemas educativos, las TPC asumen un papel más sobresaliente en el día-a-día escolar, ya que se traducen en un aumento de la carga de las tareas prescritas a los alumnos para que las realicen fuera del contexto del aula. En este sentido, las TPC son reconocidas como un indicador tanto de escuelas como de alumnos exitosos (Epstein y Van Voorhis, 2001). En este sentido, estudios realizados a nivel internacional, como el estudio PISA 2000 y 2006, constatan que los países y escuelas que prescriben más TPC son aquellos que presentan mejores niveles de rendimiento académico.
Las tareas para casa (TPC), definidas por Cooper (1989, 2001) como las tareas que los profesores prescriben a los alumnos para realizar fuera del horario lectivo, tienen una larga y arraigada tradición escolar, siendo una práctica habitual en la mayoría de las escuelas a lo largo de todo mundo. La literatura sugiere que, en períodos de reforma de los sistemas educativos, las TPC asumen un papel más sobresaliente en el día-a-día escolar, ya que se traducen en un aumento de la carga de las tareas prescritas a los alumnos para que las realicen fuera del contexto del aula. En este sentido, las TPC son reconocidas como un indicador tanto de escuelas como de alumnos exitosos (Epstein y Van Voorhis, 2001). En este sentido, estudios realizados a nivel internacional, como el estudio PISA 2000 y 2006, constatan que los países y escuelas que prescriben más TPC son aquellos que presentan mejores niveles de rendimiento académico.
Las TPC son, de hecho consideradas por muchos profesores como una de las herramientas más útiles, e incluso indispensables, para la promoción de la calidad del aprendizaje de sus alumnos y la consiguiente mejora de la calidad de su proceso educativo. Según Epstein y Von Voorhis (2001), ya en los años ochenta, investigadores como Coleman, Hoffer y Kilgore concluyeron en sus trabajos que una mayor cantidad de TPC, así como de disciplina son dos de los factores más importantes en la mejora del ambiente de aprendizaje y el consecuente éxito académico que presentan las escuelas privadas en contraposición a las escuelas públicas.
La idea de prescribir más TPC se basa en la presunción de que cuanto más tiempo dediquen los alumnos al estudio de los contenidos transmitidos, más aprenderán. Esta idea, sustentada por algunos autores, es muy discutida por otros. Entre los primeros se defiende la idea de que si hay algo universalmente aceptado es que la cantidad de tiempo invertida en la tarea predice la cantidad de material que se aprende. En este sentido, las TPC serían una forma de extender el día de escuela, como defiende Walberg y sus colaboradores. Además, según datos de algunos estudios, las TPC prescritas de una forma diaria y regular, evaluadas con un feedback adecuado respecto a la realización que proporcione formas de mejorarlo, son algunas de las prácticas más ligadas con los efectos ventajosos de las TPC como herramienta de refuerzo del aprendizaje de los alumnos.
No obstante, aunque existe una aceptación creciente del influyente papel de las TPC en el resultado escolar de los alumnos, actualmente se cuestionan aún las relaciones causales entre estas dos variables, especialmente debido a la gran diversidad de efectos de las TPC en los diferentes niveles de enseñanza.
Hablar de TPC es algo complejo, dado que las variables implicadas son muy diversas y heterogéneos los focos que las observan.
Los teóricos de la autorregulación defienden las TPC como una herramienta útil para promocionar la implicación y la concentración del alumno en la tarea proporcionando una ética de trabajo, pero no sancionan, obviamente, cualquiera TPC. Respecto a este constructo, como a tantos otros del día-a-día educativo, más que inclinarse emocionalmente hacia uno de los bordes de la barrera, quizás la solución este en la discusión de su anatomía (e.g., carga, tipología de tareas prescritas, periodicidad, funcionalidad percibida por los alumnos y padres, feedback dado), de manera que las tareas propuestas promuevan y optimicen el querer y el hacer de los alumnos no siendo intrusivas para la familia.
¿Qué sabemos sobre el impacto del cumplimiento de las TPC en el rendimiento escolar?, ¿Qué deben hacer los profesores hacia las tareas de casa?, ¿Qué papel debe ser asumido por los padres en la construcción de un ambiente de estudio adecuado?, Estas son algunas de las preguntas a las que trataremos de contestar en las páginas siguientes profundizando en algunos de los qués y porqués de las TPC.
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