La vasija agrietada
Un cargador de agua en la India tenía dos grandes vasijas que colgaban
a los extremos de un palo que él llevaba encima de los hombros.
Una de las vasijas tenía una grieta, mientras que la otra era perfecta y entregaba
Una de las vasijas tenía una grieta, mientras que la otra era perfecta y entregaba
el agua completa al final del largo camino a pie, desde el arroyo hasta la casa de su
patrón. Cuando llegaba, la vasija rota sólo contenía la mitad del agua. Por dos años
completos esto fue así diariamente.
Desde luego la vasija perfecta estaba muy orgullosa de sus logros, perfecta para los
Desde luego la vasija perfecta estaba muy orgullosa de sus logros, perfecta para los
fines para la cual fue creada. Pero la pobre vasija agrietada estaba muy avergonzada
de su propia imperfección y se sentía miserable porque sólo podía conseguir la mitad
de lo que se suponía debía hacer.
Después de dos años le habla al aguador diciéndole:
- Estoy avergonzada de mi misma y me quiero disculpar contigo...
- ¿Por qué?, le preguntó el aguador.
- Porque debido a mis grietas, sólo puedes entregar la mitad de mi carga. Debido
de lo que se suponía debía hacer.
Después de dos años le habla al aguador diciéndole:
- Estoy avergonzada de mi misma y me quiero disculpar contigo...
- ¿Por qué?, le preguntó el aguador.
- Porque debido a mis grietas, sólo puedes entregar la mitad de mi carga. Debido
a mis grietas, sólo obtienes la mitad del valor de lo que deberías.
El aguador se sintió muy apesadumbrado por la vasija y con gran compasión le dijo:
- Cuando regresemos a la casa del patrón, quiero que notes las bellísimas flores que
El aguador se sintió muy apesadumbrado por la vasija y con gran compasión le dijo:
- Cuando regresemos a la casa del patrón, quiero que notes las bellísimas flores que
crecen a lo largo del camino.
Así lo hizo, y en efecto vio muchísimas flores hermosas a todo lo largo, pero de todos
Así lo hizo, y en efecto vio muchísimas flores hermosas a todo lo largo, pero de todos
modos se sintió muy apenada porque al final solo llevaba la mitad de su carga.
El aguador le dijo:
- ¿Te diste cuenta de que las flores sólo crecen en tu lado del camino?, siempre he
El aguador le dijo:
- ¿Te diste cuenta de que las flores sólo crecen en tu lado del camino?, siempre he
sabido de tus grietas y quise obtener ventaja de ello, sembré semillas de flores a todo
lo largo del camino por donde tú vas y todos los días tú las has regado. Por dos años
yo he podido recoger estas flores para decorar el altar de mi maestro. Sin ser
exactamente como eres, él no hubiera tenido esa belleza sobre su mesa. Cada uno
de nosotros tiene sus propias grietas. Todos somos vasijas agrietadas, pero también
así podemos permitir a Dios utilizar nuestras grietas para decorar la mesa de su Padre...
"En la gran economía del reino de Dios, nada se desperdicia".
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