La encuesta, realizada por FETE-UGT mediante un cuestionario dirigido a 1.125 trabajadores y de enseñanza Secundaria de centros públicos y privados concertados, grupos de discusión y entrevistas en profundidad a directores y profesores de las distintas comunidades autónomas, pone de manifiesto que un 50% del profesorado se siente estresado en su trabajo diario en las aulas. En cuestión de género, se aprecia una diferencia de percepción significativa, ya que las mujeres sienten niveles de estrés más elevados que sus compañeros masculinos. Al mismo tiempo, se evidencia que existe una fuerte correlación entre los factores presentes en el entorno laboral de los centros de trabajo y una serie de trastornos en la salud de los trabajadores.
Dentro del cuestionario, se plantearon un conjunto de preguntas en el que se pedía a los docentes que expresaran el grado de estrés que les producían distintos aspectos de la actividad laboral como: la forma en la que se organiza el trabajo, la flexibilidad horaria, el salario ganado, la posibilidad de promoción del profesorado o las distintas situaciones de violencia que se producen en el aula, pidiéndoles que las valoraran con una puntuación del 0・]10, de modo que el 0 supusiera la ausencia total de estrés y el 10 el nivel máximo de estrés percibido.
Sin ningún tipo de duda, según la propia percepción del profesorado, las principales causas de estrés en el colectivo docente están relacionadas con problemas de comportamiento del alumnado. En este apartado se encuentran aspectos como insultos (28,80%), desconsideraciones (23,47%), o el presenciar agresiones entre alumnos (25,78%). Destaca también el estrés que siente el profesorado por la falta de apoyo de la familia del alumnado a la hora de gestionar situaciones disciplinarias (29,60%).
Directamente relacionado con el comportamiento disruptivo de los alumnos está el excesivo número de alumnos por clase (25,24%) y "enseñar a personas que no valoran la Educación" (23,20%). Es obvio que en clases numerosas el comportamiento del alumnado es peor, dificultándose la labor docente, constatándose el malestar que siente el colectivo docente por la actitud de sus alumnos.
Otros factores que generan al profesorado elevadas fuentes de tensión y estrés son mantener la disciplina al impartir clase, hacer frente a los alumnos que intentan probarte en todo momento para ver hasta dónde llegas, las agresiones físicas de los alumnos (aquí se produce una mayor percepción de amenaza que las agresiones que realmente se producen), realiza cosas con las que se está en desacuerdo, el bajo salario en relación al trabajo desempeñado o los constantes cambios que tienen lugar en la profesión.
En el tercer nivel de estrés, nos encontramos con la mala consideración de la sociedad hacia la profesión docente o el mal ambiente en el grupo de profesores; y en el cuarto nivel, con la falta de información acerca de lo que debe hacer o la falta de participación en la toma de decisiones en el centro.
Por último, están los factores de estrés de incidencia menor. Factores que, como su propio nombre indica y siempre según la propia percepción del profesorado, no generan estrés para la mayoría de los encuestado, como por ejemplo, la inestabilidad en el puesto de trabajo o el hecho de impartir las clases en una lengua que no es la materna, entre otros muchos aspectos.
Respecto a las estrategias de afrontamiento que utiliza el profesorado ante sucesos potencialmente estresantes, no es fácil una interpretación objetiva de todos estos datos. Pero este estudio nos proporciona una base para adentrarnos en la forma en que el profesorado trata de resolver los problemas y presiones a los que se encuentra sometido: resolución de problemas, autocrítica (autoinculpación), expresión emocional (liberar las emociones), pensamiento desiderativo (deseo de que la realidad no fuera estresante), apoyo social, reestructuración cognitiva (modificar el significado de la situación estresante), evitación de problemas (negación) o retirada social (evitar el trato con la gente).
La mayoría del profesorado piensa que afronta las situaciones estresantes de forma correcta y que se encuentra más comprendido por sus iguales que por sus familiares y amigos íntimos. La postura de negación total, como si nada hubiera ocurrido, afecta prácticamente a uno de cada cuatro docentes.
Además de descubrir los principales factores que producen ansiedad en el profesorado, la investigación ha estudiado también lo que se conoce como el síndrome del quemado (burnout): agotamiento emocional, despersonalización y baja realización personal.
Fuente
Magisnet,com
Dentro del cuestionario, se plantearon un conjunto de preguntas en el que se pedía a los docentes que expresaran el grado de estrés que les producían distintos aspectos de la actividad laboral como: la forma en la que se organiza el trabajo, la flexibilidad horaria, el salario ganado, la posibilidad de promoción del profesorado o las distintas situaciones de violencia que se producen en el aula, pidiéndoles que las valoraran con una puntuación del 0・]10, de modo que el 0 supusiera la ausencia total de estrés y el 10 el nivel máximo de estrés percibido.
Sin ningún tipo de duda, según la propia percepción del profesorado, las principales causas de estrés en el colectivo docente están relacionadas con problemas de comportamiento del alumnado. En este apartado se encuentran aspectos como insultos (28,80%), desconsideraciones (23,47%), o el presenciar agresiones entre alumnos (25,78%). Destaca también el estrés que siente el profesorado por la falta de apoyo de la familia del alumnado a la hora de gestionar situaciones disciplinarias (29,60%).
Directamente relacionado con el comportamiento disruptivo de los alumnos está el excesivo número de alumnos por clase (25,24%) y "enseñar a personas que no valoran la Educación" (23,20%). Es obvio que en clases numerosas el comportamiento del alumnado es peor, dificultándose la labor docente, constatándose el malestar que siente el colectivo docente por la actitud de sus alumnos.
Otros factores que generan al profesorado elevadas fuentes de tensión y estrés son mantener la disciplina al impartir clase, hacer frente a los alumnos que intentan probarte en todo momento para ver hasta dónde llegas, las agresiones físicas de los alumnos (aquí se produce una mayor percepción de amenaza que las agresiones que realmente se producen), realiza cosas con las que se está en desacuerdo, el bajo salario en relación al trabajo desempeñado o los constantes cambios que tienen lugar en la profesión.
En el tercer nivel de estrés, nos encontramos con la mala consideración de la sociedad hacia la profesión docente o el mal ambiente en el grupo de profesores; y en el cuarto nivel, con la falta de información acerca de lo que debe hacer o la falta de participación en la toma de decisiones en el centro.
Por último, están los factores de estrés de incidencia menor. Factores que, como su propio nombre indica y siempre según la propia percepción del profesorado, no generan estrés para la mayoría de los encuestado, como por ejemplo, la inestabilidad en el puesto de trabajo o el hecho de impartir las clases en una lengua que no es la materna, entre otros muchos aspectos.
Respecto a las estrategias de afrontamiento que utiliza el profesorado ante sucesos potencialmente estresantes, no es fácil una interpretación objetiva de todos estos datos. Pero este estudio nos proporciona una base para adentrarnos en la forma en que el profesorado trata de resolver los problemas y presiones a los que se encuentra sometido: resolución de problemas, autocrítica (autoinculpación), expresión emocional (liberar las emociones), pensamiento desiderativo (deseo de que la realidad no fuera estresante), apoyo social, reestructuración cognitiva (modificar el significado de la situación estresante), evitación de problemas (negación) o retirada social (evitar el trato con la gente).
La mayoría del profesorado piensa que afronta las situaciones estresantes de forma correcta y que se encuentra más comprendido por sus iguales que por sus familiares y amigos íntimos. La postura de negación total, como si nada hubiera ocurrido, afecta prácticamente a uno de cada cuatro docentes.
Además de descubrir los principales factores que producen ansiedad en el profesorado, la investigación ha estudiado también lo que se conoce como el síndrome del quemado (burnout): agotamiento emocional, despersonalización y baja realización personal.
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Magisnet,com
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