Estamos por iniciar un año juntos…donde recorreremos muchos caminos, donde cada quien pondrá lo mejor de sí para llegar juntos a la meta.
Bienvenidos…seremos un gran equipo

lunes, 28 de febrero de 2011

Cómo pasar de un curso competitivo a un curso colaborativo

Por Claudia Romagnoli E., Psicóloga Educacional UC
Es común ver a los cursos como un grupo de niños o jóvenes donde cada uno se esfuerza y se preocupa por su logro y éxito individual, en lo académico, social, deportivo, etc. No resulta extraño que así sea, en tanto esto es lo que sucede en gran parte de los colegios de nuestro país: la mayoría de los cursos no están organizados como para fomentar la ayuda mutua ni el bienestar y los logros educativos de los demás compañeros.

Esta mirada de los cursos como grupos con metas individuales tiende a estimular un afán competitivo entre los compañeros, y no considera el beneficio que tiene una organización más colaborativa.

CLAVES
•  Un curso pensado y organizado como un grupo con metas comunes, promueve el que todos y cada uno de los alumnos alcancen sus metas de aprendizaje y desarrollo.

• Se estará además contribuyendo a formar ciudadanos a los que les resultará valioso y deseable colaborar para conseguir el bienestar de un grupo y no sólo de su persona.

• Múltiples investigaciones comprueban que existe una directa relación entre bienestar y mejora de los resultados de aprendizaje.

• También se ha estudiado que la sensación de bienestar al interior de un curso aumenta la autoestima de los niños y jóvenes.
Valoras UC propone conformar a los cursos como Comunidades Colaborativas de Aprendizaje, donde los niños o jóvenes se organicen en torno a metas comunes de aprendizaje y convivencia.
Cuando se trabaja individualmente pueden conseguirse logros individuales, pero cuando se trabaja en un equipo que se preocupa de alcanzar las metas de todos, se va generando un buen clima de trabajo, con buenas relaciones interpersonales, y se genera un mayor bienestar en todos. Ello permite a los niños y jóvenes sentirse parte de un grupo que los apoya y se preocupa de que él/ella esté bien. Permite sentir confianza en que si le cuesta algún aprendizaje alguien le ayudará, así como él/ella podrá apoyar a otro compañero en otros aprendizajes; y que si está enfermo, alguien del curso lo llamará o se preocupará de facilitarle los apuntes de clases. 
A su vez, el que cada niño o joven se sienta bien tratado favorece un ambiente de bienestar en el curso, que genera mejores condiciones para aprender más y mejor. Este clima los hará sentirse más motivados para ir a la escuela, y por ende para aprender; los hará sentirse más apoyados por sus compañeros en su proceso de aprendizaje y así, les hará más llevaderas sus dificultades y frustraciones escolares. También se ha estudiado que la sensación de bienestar al interior de un curso aumenta la autoestima de los niños y jóvenes: al sentirse bien, sienten que cuentan con mayores capacidades. Esto, a su vez trae efectos positivos sobre los aprendizajes. Un alumno que se siente mejor consigo mismo, tendrá una mejor percepción acerca de sus habilidades y se sentirá capaz de aprender más, lo que se ha investigado que influye fuertemente sobre los resultados que alcance.

Además, el compartir la meta de que todos aprendan, los hará sentirse responsables por las dificultades del otro, promoviéndose así un ambiente más colaborativo que velará por los logros académicos de cada uno de los alumnos. Múltiples investigaciones comprueban esta relación entre bienestar y mejora de los resultados de aprendizaje.
Un curso pensado y organizado como un grupo con metas comunes, promueve el que todos y cada uno de los alumnos alcancen sus metas de aprendizaje y desarrollo.

Al ampliar la preocupación e interés hacia los logros de todo un curso no implica desconsiderar el bienestar del propio hijo/a, por el contrario, esto conlleva enormes beneficios tanto sobre él o ella como sobre este grupo más amplio en relación a ambas metas. Por ejemplo, si a un compañero de mi hijo le va bien y se siente a gusto e integrado en el curso, seguramente tendrá buenas relaciones con mi hijo y sus compañeros, y tendrá menos probabilidades de incurrir en conductas agresivas o de riesgo que puedan luego afectar a mi hijo.
Los padres también pueden ayudar desde el hogar, a que sus hijos visualicen su curso y su colegio como un equipo colaborativo, que tiene metas comunes, donde es importante que a todos les vaya bien y que todos se sientan bien tratados y a gusto. Para esto, es relevante enfatizar que el rol que se espera de ellos como estudiantes no es sólo que se esfuercen por alcanzar buenos resultados escolares, sino también que se interesen y preocupen de que a todos sus compañeros les vaya bien. De esta manera, se busca formar a los hijos en la importancia de ir al colegio no sólo a aprender contenidos, sino también a aprender a llevarse bien y a convivir con otros.

La propuesta de Valoras UC es pensar cada curso, compuesto por sus alumnos(as), profesores y apoderados, como una comunidad colaborativa de aprendizaje. La idea es que cada curso, y todos sus miembros, visualice y comprenda que tiene objetivos comunes (de aprendizaje y de convivencia), y luego aprenda a organizarse para alcanzarlos entre todos, trabajando en equipo, colaborativamente.

Un colegio que se organiza como una Comunidad Colaborativa de Aprendizajes en que todos se apoyan para lograr las metas, estará además contribuyendo a formar ciudadanos a los que les resultará valioso y deseable colaborar para conseguir el bienestar de un grupo y no sólo de su persona; y así, desarrollarán convicciones y habilidades relacionadas a valores como la no discriminación, el respeto por el otro, la valoración del aporte del otro, el trabajo en equipo, el bien común, la solidaridad, entre otros.

No hay comentarios: