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sábado, 26 de febrero de 2011

Estrategias para enfrentar los malos tratos y el bullying

Nadie está libre de vivir problemas, por lo que la mejor estrategia será aprender de ellos y enfrentarlos de manera positiva. El foco siempre, debe estar en hacer el bien para todos los involucrados, ya que todos son dignos de tener oportunidades de aprendizaje y desarrollo en la vida.

 El problema de la violencia en los colegios nos ha impactado a todos, haciéndonos sentir muchas veces que no somos capaces de enfrentar la situación. Todos conocemos a alguien que ha sido víctima de malos tratos o incluso de bullying, siendo esto último, no un problema de peleas o malos tratos ocasionales, sino que se caracteriza por ser una situación de abuso o intimidación sistemática por parte de un niño/a o joven hacia otro que no tiene posibilidad de defenderse. Cerca de un 11% de los estudiantes sufren el bullying, siendo víctimas de agresiones permanentes, ya sean físicas o psicológicas, invisibles para los ojos de los adultos. Los daños son muy profundos en la persona del niño/a o joven afectado, pero también sobre el niño/a o joven que agrede y los compañeros que se acostumbran a vivir aceptando la violencia como parte de la vida cotidiana. 

A continuación, y a partir de un caso concreto de bullying, presentaremos estrategias para enfrentarlo, enmarcado en un plan a nivel de colegio.

Patricia, de 15 años, sufrió el bullying por más de 5 meses.  Todo comenzó en el verano cuando se encontró con dos compañeras de curso, quienes comenzaron a hacerle la vida imposible, porque se puso a pololear con un joven que le gustaba mucho a una de ellas. Desde entonces, la molestaron diariamente en el colegio, enviándole además mensajes de texto diciéndole garabatos y riéndose de su apariencia física. También le mandaron emails, con copia a algunas compañeras, mostrando fotos retocadas, ridiculizándola. En el colegio, estas compañeras eran bastante líderes y ocasionaron que Patricia se quedara prácticamente sin amigas. Las últimas amigas con las que se juntaba en los recreos fueron amenazadas de que si seguían con ella, las molestarían de igual forma o peor. Patricia se sintió muy deprimida, sus notas bajaron considerablemente, y le dijo a sus padres que no le gustaba su colegio y que quería cambiarse a otro donde estaban sus primas. Sus notas en general habían sido buenas, y recién su profesora se enteró de su problema casi al final del semestre, porque sus promedios estaban muy bajos comparados con  su historial académico. La citó a una reunión personal y al sentirse juzgada por su mal rendimiento, Patricia explotó emocionalmente y le contó parte de su problema a su profesora.

 Como el colegio tenía un Plan para enfrentar el problema del bullying, su profesora había recibido capacitación en algunas estrategias para hacerle frente, lo que ayudó a que el problema disminuyera y finalmente se resolviera.
Algunas estrategias que utilizó la profesora jefe y el colegio fueron:
La profesora jefe acogió a Patricia, le hizo sentir que no era su culpa estar siendo agredida, y que recibiría todo el apoyo del colegio y de ella para que esto se solucionara. Le ofreció un vaso de agua, pañuelitos y la escuchó un buen rato hasta que Patricia sintió que le había contado lo más importante.
La profesora le señaló a Patricia que cuando ocurre una situación de este tipo en el colegio, se cita a conversar a todos los involucrados por separado, para conocer su versión; y que luego se cita a los padres de cada uno (por separado también) para investigar las posibles causas de estas agresiones, por ejemplo si hay algunos factores familiares que pudieran estar afectando (problemas económicos, psicológicos, de relaciones familiares, etc.). La profesora sabía que la cooperación por parte del colegio (dirección, profesores) junto a la de los padres era la única vía para salir del círculo vicioso del bullying.
Luego de conocer en profundidad las versiones de todos los implicados y sus familias (en el lapso de una semana), la profesora se volvió a reunir con Patricia y le manifestó que su versión fue confirmada, que la Directora del colegio estaba al tanto, pero que no se preocupara porque la idea era resolver el problema y no aumentarlo. Le contó que se  tomarían las medidas para que las jóvenes que realizaron esto recibieran un castigo adecuado, pero lo más importante es que se buscaría  que comprendieran y repararan el daño ocasionado a su persona. La profesora le dijo que no era la única vez que algo así sucedía en el colegio, pero que estaban haciendo todo lo posible para prevenir estos problemas. Luego le explicó que siempre habrá problemas en el colegio y en la vida, lo importante es aprender a enfrentarlos y buscarles una solución adecuada.
El punto clave fue centrarse en “reparar” el daño en Patricia y todo el curso, y aprender  de la situación. Además, que todos volvieran a sentir que hay respeto y consideración por todos los compañeros; que en el colegio no está permitido ni se aceptan estas conductas. A su vez, que comprendan que tienen que ayudarse cuando comienzan a generarse estos problemas u otros; siendo responsabilidad de todos hacer que sea un curso donde no ocurran estos malos tratos. Por último, se les señaló que lo relevante es que aprendan de este problema, porque en el futuro también podrá haber consecuencias negativas si no frenan a tiempo como grupo este tipo de problemas.

Las dos alumnas que participaron en el bullying tendrán que asumir ciertas consecuencias, esperando que esto sea un aprendizaje. Se les suspendió de clases por dos días, y debido a que ambas tenían en su historial conductas similares ocurridas en el presente año, se les puso matrícula condicional por 3 meses, perdiendo además los privilegios que el colegio les otorga a las alumnas de su edad por el mismo periodo de tiempo. Durante los días de suspensión debieron reflexionar en torno a lo que hicieron y escribir, cada una por separado una carta al curso y en especial a Patricia, mostrando arrepentimiento por lo realizado. Además se comprometió a ambas adolescentes en un “contrato de modificación de conducta”, que es un escrito entre padres e hijo, o entre profesor y alumno en el que se indica qué conductas no podrá llevar a cabo en las próximas situaciones conflictivas.
La profesora supo que lo que no se debe hacer es buscar mejorar la conducta de los agresores a través de castigos desproporcionados, que no reparan las relaciones interpersonales en el curso. Tratar mal al agresor (reproches, amenazas, rabia, moralizar, etc.) finalmente empeora la situación y además se actúa como un modelo adulto igualmente agresivo. Hay que reconocer lo negativo de la situación, pero centrarse en la posibilidad de cambio y en las habilidades y recursos positivos de las personas.
Finalmente, cuando las dos alumnas volvieron de su suspensión de 2 días de clases, se abordó este problema en hora de Orientación. La profesora jefe (acompañada por la psicóloga del colegio) conversó con todo el curso acerca de lo sucedido, reforzó positivamente a Patricia y a todos por cooperar en que este problema se solucionara. Las alumnas leyeron sus cartas (previamente las leyeron junto a la profesora para conocer su contenido y ver si era adecuado), pidiendo disculpas y mostrando arrepentimiento por lo sucedido. La profesora las felicitó por ir superando la situación y las  invitó a todas a volver a ser un curso positivo, dispuesto a apoyarse para dar solución a los problemas que se vayan presentando.
Sin duda que durante nuestra vida, como profesores y padres, enfrentaremos diversos problemas, (de consumos indebidos, de agresividad, relacionados a temas sexuales, etc.), ya sea directamente con nuestros hijos o con compañeros o amigos de éstos. Nadie está “libre” de vivir problemas, por lo que la mejor estrategia será sin duda aprender de ellos, enfrentarlos de manera positiva, siendo un buen ejemplo, mostrando que es posible enseñar a nuestros alumnos e hijos a hacerse responsables de sus actos y a “reparar” los daños ocasionados. El foco debe estar en hacer el bien, tanto a los afectados como a los causantes del daño, todos son dignos de contar con oportunidades de aprendizaje y desarrollo en la vida.

 

IDEAS FUERZA
• Acoger – Manifestar apoyo por parte del colegio: profesor jefe y dirección.

• Investigar la situación – citar a todos los implicados – expresar la necesidad de colaboración entre la familia y el colegio.

• Con conocimiento del problema se busca dar solución a éste. Se toman algunas medidas disciplinarias y de reparación del daño ocasionado.

• Lo central es reparar el daño, y recalcar la importancia del apoyo entre todos los alumnos para prevenir estos problemas. Todos buscan reparar, el colegio dando apoyo, el curso buscando mejorar, las dos alumnas implicadas arrepintiéndose de la situación generada.

• El colegio no acepta estos malos tratos, habrá consecuencias negativas sobre quienes los realicen. Se genera un contrato de modificación de conducta.

• Cuidado con los castigos desproporcionados porque agravan más la situación. Hay que centrarse en la reparación y en la posibilidad de cambio y recursos positivos.

• Es parte de la reparación el pedir disculpas y mostrar arrepentimiento. Se refuerza la idea de que todos estarán mejor si evitan estas conductas, y que todos son valorados por lo que son, y pueden mejorar cuando se equivocan u obran mal. Se da el incidente como terminado  y se les invita a volver a la normalidad.

• Luego de esta experiencia, decidieron volver a enviar un boletín informativo a las familias con estrategias de prevención y manejo frente al bullying.



educarchile

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy buen aporte, ya que como se menciono, nadie esta exento a presenciar y resolver este problema, cabe señalar que es muy importante el apoyo de los padres de familia en involucrarse en las actividades dentro y fuera de la institución educativa.